jueves, 17 de diciembre de 2009

BUFANDAS


¡Mi madre! Vaya frío que se ha puesto a hacer de pronto. Ayer casi se me caen los dedos de las manos del airazo y el ¿fríazo? que hacía. Por estas tierras ya estamos acostumbrados a que el Mediterraneo vaya aguantandonos la temperatura durante el otoño y un día de repente diga "Ahí os quedáis!" y empieze, de sopetón, el invierno. Pero este año se lleva la palma. Qué frío! Y que de repente... Estos días me estoy dedicando a observar cómo nos adaptamos a estos cambios los seres humanos. Pasar de un ambiente final de verano a uno de pleno invierno en poco menos de una semana puede dar lugar a imagenes de lo más divertido por la calle. Normalmente durante el otoño pasamos por la etapa circo de tres pistas: puedes ver de todo y todo a la vez. Sandalias, abrigos, medias mangas, tejanos, shorts, lana, botines, bikinis, bermudas y todo lo que se pueda imaginar. Luego la cosa va convergiendo hacia una linea común y así pasamos la estación hasta el nuevo cambio (o circo) de temporada. El caso es que con estos días que han llegado la gente se ha tirado a por las prendas más abrigosas del armario. Y claor, ya están en la calle mis queridas amigas LAS BUFANDAS. Me encantan las bufandas. Me parece una prenda muy divertida. No tiene forma de ropa, es como un trozo de algo que no ha acabado de confeccionarse pero que sirve para casi todo. Pega con cualquier estilo, las hay de mil materiales. Yo con una bufanda que me abrigue el cuello ya ando calentito, no necesito mucho más.
Supongo que es esa admiración por la prenda la que ha hecho que note algo al respecto de la bufandas: lo mal que las lleva la gente. A ver, aunque sea un poco extravagante como prenda, la bufanda es una prenda. Por lo tanto hay que ponérsela. Y ponérsela no es tirársela por encima, enrollársela o directamente envolverse para regalo. Hoy en el autobús y el metro he ido haciendo recuento y la conclusión es clara: Horror total.
Por un lado están las modernas que se compran chales y los usan de bufanda. Como no son la misma cosa, lo que esta diseñado para cubrir la espalda resulta un poco aparatoso para un delicado cuello de moderna y el resultado es una ensaimada textil. Esto también es aplicable a las bufandas largas. A ver, si es larga, dejala que cuelgue, no te hagas un capullo con ella. Otros llevan una bufandita corta y se quieren dar tres vueltas con ellas, con lo cual queda de run raquitico que ni te cuento. Los hay que optan por bufandas estándar, pero tampoco aciertan a ponérselas. Hay quien parece que haya dejado el suicidio para más tarde y se vaya a trabajar con la soga al cuello. ¿Cómo lo han logrado? pienso a veces. Porque llevarla taaaan mal puede ser incluso más difícil que llevarla bien. No quiero decir con esto que nadie sepa llevarlas, no. Hay muchas personas que lo hacen, pero cuando pillo a una que no es que lo flipo! Yo, por si hay alguno como yo en el bus de mañana voy a ir a practicar como me pongo la de mañana...

1 comentario:

  1. Me ha gustado mucho y como te conozco un poquito me he divertido aún más. Curioso! nunca me había parado a pensar en los modelos de bufandas!!!!
    Besotes

    ResponderEliminar